
Ocho minutos inolvidables. Ocho minutos con algo tan simple como un retrato. Ocho minutos pensando qué escribiré. Ocho minutos pensando.
Un segundo donde lo arruiné todo. Un segundo donde no pense. Un segundo fue el tiempo que tarde en botarlo todo a la basura. Un segundo, solo en un segundo lo perdí, lo deje solo, lo abandone. Un segundo. Una lagrima. No hubo adios.